Un plato y un tenedor. Sólo estos dos elementos fueron necesarios para crear unas de las fotografías más icónicas del siglo XX. La fotografía en cuestión viene de la mano de André Kertész, un fotógrafo que abraza el surrealismo al igual que su compañero de profesión Eugene Atget. André, considerado por muchos el padre del fotoperiodismo, y lo que actualmente es el mal llamado "Street Photography".
Mucho se ha hablado de esta imagen. Se ha hablado de las luces y las sombras y de como a pesar de ser antagonistas, son necesarias para definir lo que es una fotografía y darle volumen a la imagen.
Otro aspecto comentado es su composición, en la que el tenedor a pesar de ser el elemento famélico ocupa el protagonismo del centro de la imagen a lo largo de una exquisita diagonal terminando en el triángulo de oro. 
También se ha hablado, ya esto es una interpretación subjetiva de los distintos autores que han comentado la foto, acerca de la sensación de desamparo que da el tenedor al tocar el plato.
Sin embargo, y esto es algo que a mi me gusta muchísimo de la fotografía ya que dentro de unos límites es un arte subjetivo, que causa distintas sensaciones en las personas, a mi me produce otros pensamientos.
La razón para que esto ocurra es que el conjunto de conocimientos y experiencias conforma un paquete cultural  en el que podemos verter nuestra opinión. 
La fotografía fue tomada en 1928, un año antes del famoso "Crack del 29". Al igual que entonces, estamos viviendo una serie de acontecimientos a nivel mundial que nos llevan nuevamente a esta imagen. Una vez más, es una opinión personal, pero no puedo evitar tener estos pensamientos al ver la fotografía.
El tenedor, como metáfora de un Estado con políticas punzantes y amenazantes intentan desangrar a una sociedad vacía de toda autocrítica, económicamente castigada con impuestos y totalmente carente de sentido común y conocimiento histórico. Hasta la sombra del tenedor parece estar "pinchando" a esta sociedad estúpida más preocupada de un contenido vacío que de la amenaza que se cierne sobre ella misma. 
La imagen me causa una sensación de desesperanza, de pérdida de fe en el ser humano, quizás un mal augurio de lo que nos espera en un futuro. El fondo mal cuidado, que no "involuntario", con manchas de suciedad, acrecentan esta sensación de desarraigo y hambre social.
Parece encajar muy bien en épocas en la que la sociedad es decadente como preludio a una gran crisis. Al igual que en el '29, nos enfrentamos a crisis económicas, y además de guerras y movimientos migratorios que entran en conflicto con nuestra forma de ver la vida. Es por que ello André, en mi opinión, fue capaz de descontextualizar un plato y un tenedor para crear una alegoría, o quizás no tanto, de una realidad social que, teniendo una visión u otra, es evidente para cualquiera que la enfrente.
Así, André se ha adelantado a nuestro tiempo vaticinando sin saberlo, una realidad moral y social muy actual.
Finalizo comentando que esto no deja de ser una opinión personal, basada en mis conocimientos y experiencias, y que cualquier otro significado o lectura, es posible. 
¿Cuál es tu lectura?

Fotografía de André Kertész de un plato y un tenedor

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